sábado, enero 27, 2007
miércoles, enero 24, 2007
domingo, enero 21, 2007
sábado, enero 20, 2007
Sobre la televisión.
Lo peor de la televisión no está en sus contenidos, sino en su naturaleza, su ritmo y su tono. El flujo ilimitado de imágenes no sólo apresa la mirada, sino también el pensamiento y no le permite volver, como se lo permiten el paisaje o la pintura. El apresuramiento enajenante sofoca la cadencia natural del ser humano y lo absorve patologicamente en un movimiento acelerado, que vulnera su verdadero ritmo. La direccionalidad binaria, asertiva y excesivamente pública de la televisión, configura un mensaje decididamente autoritario, sino totalitario. Pretender adaptarse al lenguaje televisivo o utilizarlo como vehículo para la educación y la cultura, constituye un lamentable y peligroso malentendido. no es suficiente televisar algunos programas parecidos o clases o algunas lecturas de poemas, aunque tengan música de fondo. La insustancialidad estructural, la deformación del ritmo y el mensaje dirigido indiscriminadamente a un receptor menos que medio, no son atributos redimibles. Allí donde no caben la contemplación, la reflexión, la pausa y el silencio, no parece haber un lugar propicio para el hombre libre y creador, ni para el pensamiento abierto, cercado además por la atadura comercial y propagandística o política e ideológica.
Roberto Juarroz.
Roberto Juarroz.
jueves, enero 18, 2007
martes, enero 02, 2007
Una Historia Real.
Su nombre era Fleming, y era un granjero escocés pobre. Un día, mientras intentaba ganarse la vida para su familia, oyó un lamento pidiendo ayuda que provenía de un pantano cercano. Dejó caer sus herramientas y corrió al pantano. Allí, encontró hasta la cintura en el estiércol húmedo y negro a un muchacho aterrado, gritando y esforzándose por liberarse. El granjero Fleming salvó al muchacho de lo que podría ser una lenta y espantosa muerte. Al día siguiente, llegó un carruaje elegante a la granja. Un noble, elegantemente vestido, salió y se presentó como el padre del muchacho al que el granjero Fleming había ayudado. Yo quiero recompensarlo", dijo el noble. "Usted salvó la vida de mi hijo". No, yo no puedo aceptar un pago por lo que hice", el granjero escocés contestó. En ese momento, el hijo del granjero vino a la puerta de la cabaña."¿Es su hijo?" el noble preguntó. "Sí", el granjero contestó orgullosamente. Le propongo hacer un trato. Permítame proporcionarle a su hijo el mismo nivel de educación que mi hijo disfrutará. Si el muchacho se parece a su padre, no dudo que crecerá hasta convertirse en el hombre del que nosotros dos estaremos orgullosos". El granjero aceptó. El hijo del granjero Fleming asistió a las mejores escuelas y, al tiempo, se graduó en la Escuela Médica del St.Mary's Hospital en Londres, y siguió hasta darse a conocer en el mundo como el renombrado Dr. Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina. Años después, el hijo del mismo noble que fue salvado del pantano estaba enfermo de pulmonía. ¿Qué salvo su vida esta vez? .... La penicilina. ¿El nombre del noble? Sir Randolph Churchill. ¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill.